El Origen del Gobierno Civil 

El gobierno civil tenía su origen de la mente y voluntad del Todopoderoso.  No se originó en la mente del hombre.  Su fuente divina está sin lugar a dudas declarada en la Biblia en tales lugares como Romanos 13:1-7 , y I Ped. 2:13-17.  Los hombres son meros instrumentos por los cuales Dios está llevando a cabo su propósito en el gobierno civil, pero el gobierno civil tuvo su concepción con Dios.

El E.S. de Dios lo reveló al apóstol Pablo así, “Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas.” (Rom. 13:1).  El adverbio del griego es negativo, OU, es idiomáticamente en la posición enfático.  Literalmente la frase en el griego es; ou gar estin exousia ei me hupo theou.  Literalmente traducido que se puede leer, “no, porque no hay autoridad excepto de Dios.” 

Además de esto, el verbo griego, tetagmenai, traducido “establecido” (RV) en Romanos 13:1, es el participio del tiempo perfecto.  Este participio es de la raíz griega tasso el cual significa “arreglo, colocado, establecido, ordenado, estructurado, fijado.”  El tiempo perfecto significa que la acción ya ha sucedido en el pasado y continúe sucediendo.  El participio tetagmenai es también del modo pasivo.  Esto significa que Dios “estableció o ha fijado” el principio o la verdad sobre el gobierno civil en el pasado con la continuidad hasta el presente, y que era Dios actuando para establecer el gobierno, no el gobierno actuando para establecerse a sí mismo.  Dios actuó, e hizo así en el pasado y continúe actuando en el presente, así dando nacimiento al gobierno civil humano.  El concepto del gobierno civil para la raza humana no fue iniciado por las exigencias de la pruebas humanas o por sus errores.  No, más estuvo en la mente de Dios desde la eternidad y así revelado a la humanidad al plantear la necesidad para que haya orden, ley, estructura y dirección sensata en la mente del hombre ahí en la creación. 

El orden estructurado y social es inherente en la misma naturaleza del Dios Todopoderoso y Soberano.  Es decir, El no hace nada desordenado.  Cuando creó al mundo, no lo creó caótico  (Is. 45:18,19).  El no es Dios de confusión (I Cor. 14:33).  El creó a cosas y creó a seres quienes fueron hechos para seguir “leyes” divinas (Jer. 5:22).  Dios hizo al hombre un ser social.  Al hombre, fue hecho para existir con compañerismo, y un ser interpersonal, con otros seres igual que él.    Y debido a que el hombre es un ser dependiente, no omnipotente en si, entonces, él está “programado” a reconocer la necesidad del gobierno.  Dios, el Creador, planteó esa necesidad dentro del hombre cuando el hombre fue creado.  La contingencia y mortalidad del hombre, más sin embargo, le hace al hombre incapaz de originar sus propios principios o verdades por la sabiduría suficiente y guianza en cuanto a la “revelación natural” (“natural”, conciencia humana, o capacidad humana para razonar) y en su “revelación especial” (la revelación en forma proposicional en lengua humano el cual llamamos BIBLIA).  La esencia social del hombre lógicamente o naturalmente necesariamente presenta el control, orden o estructura.  El hombre es incapaz de existir en la LIBERDAD ABSOLUTA.    El hombre es finito, no omnipotente u omnipresente.  Su existencia y contingencia necesariamente propone una regimentación gubermental.   

La forma más antigua de las relaciones humanas y sociales, era, la familia, el marido y mujer, y sus hijos, esto creó la necesidad de una estructura gubermental.   Cada miembro de la unidad civil llamada “familia” fue hecha intencionalmente por Dios para funcionar dentro del orden establecido por lo divino.  El primero hombre, Adán, y su esposa, Eva, a ellos se les mandó, “fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces…”(Gén. 1:28).  Que le permitamos al record para mostrar que Adán y Eva (y sus hijos), obedecieron al mandamiento divino.  Hoy día hay más que 5 billones de habitantes aquí en la planeta tierra, y otros billones quienes vivían y murieron. El aumento en la población de la planeta tierra, creó la necesidad para formar un gobierno civil, y eso para asegurar los derechos de la unidad fundamental de la humanidad, ó sea, la familia.  ¿Para qué?  Para que el pueblo pudiera alcanzar la meta de su Creador. 

La Autoridad en La Sociedad Civil 

La ley Divina al ordenar la sociedad y su fin apropiado, por lo tanto, ordenó los medios necesarios con el que puede lograr ese fin: la autoridad civil es ese medio necesario.  De hecho, sin la autoridad civil el estado no podría existir.  La autoridad en sí debe ser diferenciada entre la  forma administrativa y o el tipo del régimen. Autoridad siempre está presente con o sin la voluntad humana, y no puede ser abolida (como la ley de gravedad no puede abolida tampoco), ó sea, la esencia  de autoridad es inmutable.  Es patente, es un hecho de la naturaleza equitativa, que ningún otro ser humano en sí tiene autoridad sobre otros seres humanos.  Así que, no teniendo esta autoridad en primer lugar, esto es, autoridad primaria, será lógico que ningún grupo de hombres la pueden delegar a otro grupo de hombres o al mismo hombre.  Quiere decir, que el pueblo puede determinar su forma de gobierno y así elegir a los hombres para que administran a ello, pero están sin poder para imponer autoridad sobre estos hombres por la razón simple de que no tienen autoridad inherente .  La soberanía está en el mismo pueblo, es cierto, y eso para poder determinar el tipo de régimen y el tipo de personal de los oficiales elegidos, pero no para imponer autoridad sobre aquellos elegidos para gobernar. 

Dios Es El Autor de La Ley y del Orden 

Dios es el autor de la ley y del orden.  El diablo es autor de anarquía y confusión.  El diablo es el enemigo del gobierno de cualquier tipo.  El desea la destrucción de todas las leyes.  El es mentiroso y en él no hay verdad (Jn. 8:44).  Solo quiere de desparramar (Mt. 12:30). 

La verdad y orden (gobierno) son mutuamente dependiente.  Dios es fuente de ambos.  Es la verdad de Dios la que produce orden, y es el orden que sostiene la verdad.  Cualquier cosa que contradice la verdad de Dios destruye el orden.  Cuando anarquía y desorden reinan no hay forma para que la verdad de existir y ser sostenida.  La verdad de Dios es eterna (Sal. 119:80; 160; Is. 40:8; Mt. 24:35; I Ped. 1:25).  Esto es un gran consuelo dado al cristiano  en la Biblia cuando él está enfrentado con lo que aparece una iniquidad mundial.  Dios no permitirá que el desorden completo existirá en este mundo.  Las escrituras enseñan claramente que Jehová no va a permitir que la iniquidad comerá al mundo entero.  Aún en el A.T., cuando la esfera del diablo tuvo una influencia más amplia que en la presente edad, muy a menudo Jehová usaba a los gobiernos “paganos” para establecer la ley y orden a dicha sociedad (Is. 10:5-19; 13:1-22; 45:1-25; Jer. 21:8-14; 27:1-15; 29:1-9). 

Una Ley Sublime 

Tenemos que admitir que la experiencia y conciencia, ambos nos exigen que hay una ley de poder obligatoria y muy sublime que la del estado, una ley superior a la voluntad de un solo hombre, o un grupo de hombres, o aún la mayoría de hombres.  Debe haber una ley que así le ata al gobernador o los gobernados, al contrario dicho gobernador nunca podría hacer lo malo, y la mayoría nunca podría ser injusto, y todos los derechos humanos serían nada más que fantasías.  La Biblia lo enseña por precepto y da documentación de seres humanos, tanto creyentes como incrédulos , quienes lo han descubierto y lo han aceptado.  El gobierno y la ley tienen su origen de Jehová Dios. 

Deuteronomio 17:18-19, “Y sucederá que cuando él se siente sobre el trono de su reino, escribirá para sí una copia de esta ley en un libro, en presencia de los sacerdotes levitas.  La tendrá consigo y la leerá todos los días de su vida, para que aprenda a temer al Señor tu Dios, observando cuidadosamente todas las palabras de esta ley y estos estatutos.”  Así anticipando el tiempo cuando Israel exigiría una forma de gobierno monáriquo, Dios decretó que los reyes de Israel no serían soberanos absolutos sino simplemente administradores del Sublime, la Divina, y de hecho, estar sujeto a la misma ley divina.  David rey de Israel escribió diciendo, “Porque de Jehová es el reino, Y él regirá las naciones.”  En Salmos 47:7,8 dice, “Porque Dios es el Rey de toda la tierra; Cantad con inteligencia.  Reinó Dios sobre las naciones; Se sentó Dios sobre su santo trono.”  En Proverbios 8:15 dice, “Por mí reinan los reyes, y los príncipes determinan justicia.  Por mí dominan los príncipes, y todos los gobernadores juzgan la tierra.”  No había ni la más mínima duda en la mente de David o de Salomón que el gobierno civil tenía su origen en Jehová. 

Isaías el profeta claramente revela que todos los gobiernos humanos, aún los gobiernos paganos, se originaron y se existieron por la autoridad soberana del Dios Todopoderoso.  El rey de Asiria tuvo su trono solamente por el permiso de Dios, y sus poderes de gobernar fueron usados por Dios con un propósito divino, y fue depuesto tal y cuándo Dios lo había decretado (véase Is. 10:5-34; 37:33-38).  E Isaías era más específico en cuanto al gobierno de Persa, llamándole a Ciro, rey de Persa, el “ungido de Dios” (Is. 41:2-4; 44:24-28; 45:1-13).  Podemos seguir mirando por todo el A.T. ya que está lleno de ejemplos sobre el poder divino, sobre la soberanía de Jehová, claramente mostrándonos el origen de los gobiernos. 

En el N.T., mientras que no sea tan prolífico como el A.T., pero categóricamente y claramente declara que no solamente sea Dios la fuente y origen del gobierno civil, sino lo revela así, ya que Cristo es co-igual con Dios (Jn. 1:1-18; Fil. 2:5-11; Col. 1:19; 2:9), él también, es el origen del gobierno civil. 

Veamos a Jesús rehusando sujetarse a las mentiras del diablo, el enemigo, al pretender que todos los reinos del mundo le habían sido entregados bajo su soberanía diabólica (Lc. 4:5-7).  Pero Jesús sabía muy bien quien era Soberano de los gobiernos civiles, a Dios debe ser adorado como Soberano, no al diablo.  Jesús enseñó a Simón Pedro que él, Jesús, realmente no necesitaba pagar impuestos a las autoridades civiles debido a que, él, Jesús, es “príncipe” sobre ellos; pero de todos modos Jesús sí pagó el impuesto para no ofender a nadie y no dejar a un malentendido en cuanto a nuestro deber frente el gobierno civil (Mt. 17:24-27).  Jesús enseñaba que mientras “Cesar” (gobierno civil) ocupaba su lugar en este mundo, Dios era soberano y debe ocupar la prioridad y soberanía en ello (Mt. 22:15-22).  También enseñaba Jesús que Dios ejerce soberanía providencia sobre todos los gobiernos civiles y aún sobre la misma historia (Mt. 24; Mc. 13; Lc. 21).  Fue la intención de Jesús de que sus apóstoles creían en su soberanía sobre todas las situaciones civiles, sean justas o injustas, porque cuando llegaron a arrestarle a Jesús en el huerto de Getsemaní y los apóstoles sacaron sus espadas, Jesús dijo, “¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce legiones de ángeles?” (Mt. 26:53).  Pero la declaración clásica de Jesús es cuando estuvo delante de Pilato, y ahí dijo claramente que Dios es la fuente del poder civil, “¿A mí no me hablas?  ¿No sabes que tengo autoridad para crucificarte, y que tengo autoridad para soltarte?  Respondiendo Jesús:  Ninguna autoridad tendría contra mí, si no te fuese dada de arriba; por tanto, el que a ti me ha entregado, mayor pecado tiene.” (Jn. 19:10,11)

Juan el bautista, profeta de Dios, le enfrentó a Herodes, rey de los judíos, con la soberanía divina aún en los asuntos “personales” del gobernador civil, le dijo que no “le es lícito tenerla” (Mt. 14:4).  Juan le dijo que la ley divina era más sublime que cualquier gobernador civil.  Herodes había pervertido la ley divina, abusando de su autoridad civil.  Porque la ley divina gobierna todas las buenas leyes.  En otra ocasión Juan dijo lo mismo a otros siervos civiles (Lc. 3:10-14). 

Cuando Pedro fue arrestado y llevado delante de las autoridades civiles y religiosos, le prohibieron predicar la resurrección de Jesucristo, y su respuesta fue, “Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles:  Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.” (Hch. 4:19).  Claramente los apóstoles creyeron que los gobernadores y lideres debían estar bajo las leyes sublimes y mandamientos de Dios y de Su Hijo.  Ellos expresaron esto aún más firmemente cuando lo reportaron el incidente a sus amigos y así se juntaron con ellos en oración.  (Hch. 4:23-31). 

2 Declaraciones Muestran en el N.T. Que El Gobierno
Se Originó y Es Establecido Por Dios

“Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior, ya a los gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien.  Porque esta es la voluntad de Dios:  que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos; como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios.  Honrad a todos.  Amad a los hermanos.  Temed a Dios.  Honrad al rey.” (I Ped. 2:13-17) 

El verbo griego hupotagete (traducida, “someteos”) está en el modo imperativo, y significa no simplemente una sugerencia, sino es un mandamiento.  El cristiano debe estar “sujeto” a cada “institución” humana, por causa del Señor.  El cristiano obedece al gobierno civil, con tal que el gobierno no le mande a desobedecer a un mandamiento claro del Señor, y así obedece para glorificar al Señor.  Tal como el cristiano le glorifica al Señor en el culto, en su mayordomía, en el evangelismo, en su santidad personal, así también glorifica al Señor obedeciendo  a cada ordenanza humana.  El sustantivo del griego es ktisis (traducido, “institución”) y se relaciona con el verbo griego ktizo el cual describe la acción por haber traído, o por crear orden en el lugar del desorden.  Ktisis es traducida “autoridad” en varias versiones diferentes.  Bueno, la idea básica es bien clara, “institución humana” es instrumento del Señor para poder producir orden dentro de la sociedad humana.  Por lo tanto, todos los hombres deben obedecerlo cuando han producido una sociedad ordenada.  (griego, hegemosin “gobernadores”) son enviados por Dios.  El participio griego pempomenois es el tiempo presente, pasivo, ó sea, los reyes y gobernadores son “continuamente otorgando a ellos, enviados, para lograr el propósito divino.”  Dios continuamente envía “instituciones humanas” y gobernadores.  Su propósito es para “castigar” (griego, ekdikesin “vengarse”), a los malhechores (griego, kakopoion) y “alabanzas” (griego, epainon, “alabar con fuerza”), a los que hacen el bien (griego, agathopoion).  Cuando el gobierno civil y los gobernadores cumplen con su propósito por el cual Dios los envió, entonces, todos los hombres, y especialmente los cristianos, debemos obedecerlos, ó sea, someternos a ellos.  Ellos están haciendo la voluntad de Dios.  Las “instituciones humanas” son “embajadores” de Dios, (griego, pempomenois, “los enviados”) en medio de un mundo desordenado e  infestado con el pecado para traer orden.  “Instituciones” humanas son los “siervos” de Dios (griego, diakonos, siervos, o ministros) para llevar a cabo la voluntad de Dios (Rom. 13:4).  En seguida Pedro dice, “esta es la voluntad de Dios:”, la frase en el griego se lee así, “hoti houtos estin to thelema tou theou”, literalmente quiere decir, “porque así es la voluntad de Dios…”  El énfasis en el griego es que los cristianos se sujetan es específicamente la voluntad de Dios.  Los cristianos quienes desobedecen a los gobiernos civiles los cuales cumplen con su misión establecida para castigar a lo malo y recompensar a lo bueno, están desobedeciendo a la voluntad de Dios.  Además de esto, Pedro dice, que los cristianos deben obedecer para “callar a la ignorancia de los hombres necios.”  La implicación es que la desobediencia civil, y aún el abuso verbal en su contra, del gobierno civil que correctamente cumple con su función, se hace por los necios e ignorantes.  Finalmente Pedro escribió, “Temed a Dios, Honrad al Rey”.  Cuando Pedro lo escribió, ahí estuvo Nerón, criminal, pervertido ,y diabólico.  Ciertamente Pedro no quiere decir que uno debe honrar “al principio del hombre.”  No, debemos “honrar” (griego, timate, “pagar homenaje a”; la misma palabra usada para “honrar al padre y a la madre” o “honrar a los pastores”), sino honrar al oficio, o al concepto del liderazgo humano para que el orden social sea mantenido.  

Es sin lugar a dudas la voluntad de Dios que el gobierno civil sea establecido.  Dios lo ha ordenado y lo sostiene.  El orden civil tiene su origen en Dios.  Es el deber de los predicadores a exhortar al cuerpo del Señor, a los cristianos a que sean responsables hacia el gobierno civil ya que esto ha sido establecido por la voluntad de Dios.  Si los predicadores no lo enseñan serán responsables delante de Dios por su negligencia, y si los cristianos no obedecen al gobierno civil, Dios los va a juzgar según Su palabra. 

“Jehová reina; temblarán los pueblos.  El está sentado sobre los querubines, se conmoverá la tierra.

Jehová en Sion es grande, Y exaltado sobre todos los pueblos. Alaben tu nombre grande y temibles; El es santo.  Y la gloria del rey ama el juicio; tú confirmas la rectitud; tú has hecho en Jacob juicio y justicia.  Exaltad a Jehová nuestro Dios, y postraos antes el estrado de sus pies; El es santo.”  (Sal. 99:1-5).

 

“Jehová estableció en los cielos su trono, y su reino domina sobre todos.” (Sal. 103:19).

 

“Por mí reinan los reyes, y los príncipes determinan justicia.  Por mí dominan los príncipes, y todos los gobernadores juzgan la tierra.” (Pr. 8:15,16).

  

Versión al Español
Greagory R. Braswell

Grbraswell@yahoo.com
Primera parte
Bogot
á, Colombia, SA
24 de Enero de 2005


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Last Updated:  Thursday, January 26, 2006 12:41 PM

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